"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)

lunes, 14 de abril de 2008

Fumar Es Un Placer

Qué feas son las adicciones. Me está preocupando que me gustaría dejar de fumar y no encuentro en germen desde donde empezar a tomar la decisión de abandonarlo.

Todo empezó aquel verano en el campo donde veraneábamos con las decenas de primos, de los cuales cuatro o cinco éramos chicas de la misma edad. La prima alfa, A., con quien recientemente tuve un grave desencuentro, llevaba la voz cantante. Era quien decidía a dónde íbamos, qué hacíamos, a quién queríamos y a quien no. Uno de los programas clandestinos era operación 'gallina', que consistía en esperar a que los grandes se hubiesen ido a dormir para asaltar la despensa y comer cosas de copetín, que más temprano nos habían sido vedadas: Gancia, papas fritas y maní. Generalmente eran inmundos porque eran los que habían vuelto rancios o húmedos, pero tenían el sabor del triunfo después de habernos sido negados en razón de nuestra poca edad. Eran épocas donde ser niños era claramente una desventaja, un argumento para las negativas y los impedimentos.

Uno de esos veranos me inicié en el vicio. Otro delito de la época era robar los cigarrillos de los mayores mientras se enroscaban en discusiones acaloradas y pasionales después de comer, cuando aprovechábamos para afanar los Kent mentolados de la tía Martita. Luego huíamos al monte de eucaliptus donde prendíamos uno y lo pasábamos de mano en mano. Sobre ese monte se cernía el recuerdo ominoso de aquel colchonero, Coscoya, que presuntamente se había ahorcado en un árbol. Decían que era loco. Cuando me tocó mi turno, he hice la chancha renga y traté de expulsar el humo pero A. me gritaba: --'Tragá el humo, maricona'. La presión de los pares se impuso a mi orgullo y fumé. Y no me gustó, pero después lo seguí haciendo tratando de encontrarle el gusto a este hábito inmundo. Y tristemente, lo conseguí.

1 comentario:

elastichica dijo...

Muy lindo post Cosima.
Lo mío fue muy parecido tambien. Fumando con amigas en el sótano. Nunca me terminé de enganchar. menos mal, porque no tengo la menor voluntad para dejar ninguno de mis vicios. No sirvo para la mesura y el sacrificio.