"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)

jueves, 16 de octubre de 2008

Constipación y Concordia

Tengo un hueco en el trabajo y un corcho en el corazón. Cuando tengo ratos en que amaina el trabajo me inunda una marea de pesar que no logro metabolizar. Siento que no me dejan hacer mi duelo. Que la vida continúa. No se suspende como debería, de haber perdido a alguien tan vital, central. Todo continúa. Es más, te presiona y te arrastra como una riada. Y yo quiero llorar y llorar hasta que se me acaben las lágrimas. Pero no me dejan y tampoco me sale. Tengo una pena encerrada que me hace juntar una presión insoportable.
Qué cara es la falta de ataduras.
Qué importante la concordia con los que amo.
Todo pasa.
Pasará.
Pero todavía no.

9 comentarios:

Mari Pops dijo...

Un beso Cosima desde España

Anónimo dijo...

Cósima, creo verdaderamente que el otro lado -¿la vereda soleada de la vida?- es "el" lugar de los encuentros.
Me gustó mucho entonces tu pensamiento sobre el encuentro definitivo de tu madre y tu padre, en sutil pase de baile romántico, en esa tierra extraña donde todo dolor es pasado.
Así por lo menos pienso respecto de mi padre -primo del tuyo- que en vida fue un doliente (¿con o sin culpa qué importa ya? Con un dolor que quizás ni él comprendía.
Un día lo soñé encontrándose con su padre (tío abuelo tuyo), bajo un frondoso árbol de la vieja estancia que habían sabido vivir -y seguramente amar- juntos.
Los soñé con una extraña sonrisa en sus labios. Olvidando para siempre todas sus penas, y las cosas duras de esta vida.

Un beso

El solitario de Perelandra

Cosima dijo...

Solitario. Quién sos y cómo llegasta aquí me va a carcomer la mente hasta que lo descubra.

Se supone que nadie que me conoce en la vida real me conoce en la vida virtual!. (Salvo mi hermana)

Te urjo y aliento a que te identifiques o al menos tengas misericordia de esta curiosa, y me des alguna pista.

Por de pronto se de vos que te gustará CS Lewis. E intuyo que venís del lado de la madre de mi padre. Pero que escribas tan bien, y que hayas llegado hasta aquí son cosas que me desorientan, por no decir que me inquietan un poco! (Y otro poco me divierten)

Anónimo dijo...

Cósima, efectivamente vengo de ese lado.

Sólo diré que en mi nombre está la clave.

Mi abuelo era de los más divertidos y simpáticos de la flia., al decir de muchos; temperamento que heredó y ejerció mi padre, al menos durante cierto tiempo, porque la vida se le vino difícil (todavía estoy tratando de entender).

Hace tiempo que me llama la atención, y lo digo para provocar tu pluma, un raro contraste entre un pasado festivo y alegre de la flia. -¿quizás demasiado? no lo sé- y un tiempo posterior que parece haber desatado la mar de dolor en muchos o en varios. Dolores morales, dolores físicos, desgracias tremendas.

Llegué a tu blog buscando al azar historias familiares pues tengo varios hijos y me gusta trasmitírselas.

Siguiendo los relatos sueltos sobre tu infancia en la estancia de nombre de prócer, tus padres y tus abuelos, reconstruí de qué lado venías.

Me emocioné verdaderamente con el relato de tus padres bailando al amanecer que me parece todo un gesto y un episodio que pinta de cuerpo entero a dos personas (además la cita de Duncan me parece fantástica).

Por lo que entedí, poco después, el destino se alzó con furia. Pero ¡qué recuerdo! Vale más que muchas vidas.

Hace poco -incluso- hice el cuento en una reunión de amigos. Sin saberlo, en forma contemporánea a la agonía de tu madre.

Cuántos recuerdos fantásticos tenía papá de SM!

Hace un par de años me contó Toto que después de mucho tiempo lo volvió a ver a papá. Fue en SM. Venía caminando lentamente, medio arquedado -muy de la flia-, desde la arboleda hacia la casa grande.

Venía llorando, en silencio, al decir de Toto. Quizás hacía 30 años que no iba y ahí estaban todos sus recuerdos. Su vida.

Murió sólo un par de meses después.

Me gusta acordarme de él así.

Un beso

El Solitario

Cosima dijo...

Estoy casi en pánico. No puedo adivinar cómo llegaste a mi blog. No me imaginé haber dejado suficientes pistas como para que alguien me identificara, y así poder expresarme con la holgura relativa del ahora me doy cuenta relativo anonimato!

Cosima dijo...

Solitario,
Bueno, creo que estoy en la senda correcta. La unica opcion es que seas hijo de Arturito. No nos conocemos, lo cual hace para mi mas increible que hayas llegado hasta aquí.

Ninguno de mis otros primos de ese lado tiene dotes literarias como es evidente que vos tenés. O si es así lo ignoro alevosamente.

Cosima dijo...

Yo me equivoqué de profesión. Debí ser detective. Hoy debería ser como una de esas detectivas de las series de cable. Y ya que estamos parecerme por ejemplo a esta pelirroja... como era? bueno me olvidé.

Resulta, Solitario, que te desenmascaré. Gracias a la ayuda de una 'tía vieja'.

La verdad es que al haber muerto mi padre tan joven, los recuerdos que debería tener hoy y que mi padre no me hizo en los últimos treinta años, me son esquivos.

Pero ahora ya sé que sos nieto de la adorada C, y que tu madre se conocía y trataba con mamá. Mamá me habló muy bien de tu madre varias veces, aunqeu nunca la conocí.

Ahora tengo que descubrir dos cosas: cómo llegaste a mi sancta sanctorum, y cuál es la relación que todavía no descubro con Perelandra. Me estás teniendo saludablemente ocupada.


Ahh, y me dijo esta tía que te ubica, y que te parecés bastante a mi hermano (lo cual no es raro ya que nuestros padres se parecían bastante) Es más. Hace unos años ví un señor caminando por como si me dijeras Paraná y Santa Fe y de atrás creía estar teniendo una visión de mi padre - sólo que era más alto. Lo vi de atras, pero creo que era tu padre.

Impresionante.

Los planetas a veces abandonan su caos y se alinean de maneras inefables.

Anónimo dijo...

Las tías viejas nunca permiten dejar nada en el anonimato. ¿Existirán para eso?

Efectivamente sos buena detective y soy quien decís. Nieto de C, hijo mayor de A. De hecho, soy A. Mi hijo varón también es A.

Ahora que mencionás a C., me acuerdo que los últimos años de su vida -dos o tres más o menos- supe tener con ella una relación muy particular. La recuerdo como si fuera hoy, whisky en mano (¡me encantan las mujeres que toman whisky y fuman!), entretejiendo anécdotas familiares con graciosos consejos y arranques de carácter, no pocas veces bastón en mano.

Tengo recuerdos muy entrañables de mamota. Me hubiese gustado seguir conversando con ella más tiempo.

¿Cómo llegue al blog? En verdad no me acuerdo. Creo de pura casualidad en medio de estúpidos devaneos en internet en mis tiempos muertos (penosa diversión de posmodernidad). Y ahora que me decís, también a mí me sorprende.

Pero no te preocupes en absoluto que soy un lector muy discreto. Basta que me lo ordenes para que desaparezca de una vez y para siempre.

Por lo demás, tu blog me encanta. Sobre todo tus recuerdos de infancia. Y me encantaría que cuentes más cosas, sobre todo de las épocas pasadas donde se tocan los troncos comunes. Cuentos tuyos o de familia.

No hay talento literario. Sólo soy un lector infatigable (Lewis, cuya trilogía estoy leyendo en este momento, cuenta entre mis favoritos) y además mi profesión de abogado me obliga a escribir con habitualidad.

Debo decir que también escribí algunas largas cartas a amigos -un juez que intevino en un caso muy resonante y resolvió con gran valentía- y parientes. Pero en verdad alguna de de esas cartas prefiero dejarlas en el olvido, porque fueron escritas al impulso de un dolor muy intenso.

Por lo demás, los parientes no entendieron jota, y acaso tampoco les importó. Esto es peor.

Además, como me dedico exclusivamente a temas penales, se me ha hecho el vicio de intentar conmover, o simplemente mover, con las palabras. Porque mover hoy a un juez...

Pero, como te digo, no es talento alguno. Puro vicio profesional.

Cosima dijo...

Querido A!

Me da un gusto enorme que hayas encontrado el blog y también una vez más tengo que decir que es una sorpresa increíble que hayas llegado. Creía no haber dejado rastros. Bahh algunito.

Sos muy bienvenido a visitar leer y comentar.

Cuando me pase el estado atónito, retomaré, mientras tanto irán saliendo cosas que iré largando.

Debo decir tambien que en la búsqueda de quién eras no sólo sé cómo te llamás, sino también tu mujer y tus hijos, y también que sos abogado - cosa que también inferí por tu buena pluma, no seas modesto.

C. era una mezcla de Cocó Chanel con no sé qué. Yo le tenía mucho afecto. Me gustaba ir a la casa de regalos y darle un beso cada tanto. Y cuando éramos chicos e íbamos a San E., era la persona que más me interesaba ver.

Sigamos en contacto.

Y te sugiero que no desmerezcas tu gusto por las letras. Escribir es genial. Y un blog esta muy bien para aficionados como yo. Mirá sino las sorpresas que te entrega.

El cosmos una vez más me dio una alegría.