"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)

viernes, 25 de enero de 2008

Quelle panne

Muchas cosas añoramos con mi hermana que no nos haya transmitido nuestra madre de la suya y en cambio las suplantó por su particular, extrema, árida y antipática visión del mundo. Sin embargo, por suerte, cada tanto me saltan en el cerebro algunas neuronas rebeldes que, vía un estertor eléctrico, me recuerdan una brizna de información, una imagen, una sensación...

Mi abuela materna era una mujer etérea. Su cabeza era leve, su manera de hablar y abrazar -siempre acompañada por tres palmaditas suaves en la espalda- era liviana. Se podría decir que débil, si no hubiera sido por su mirada negra y fogosa y sus ideas secretamente insolentes. Pero sí tenía una relación con el mundo despegada, y una condición que muchas veces intento emular. Bela podía catalogar lo que para mí sería un desastre, de una simple 'panne'. Dijéramos que se tomaba la vida también con bastante relatividad. Tomaba todos los días el té en su cuarto, en un carrito con ruedas: té en hebras, tostadas con mermelada de naranja. Al terminar, empujaba el carrito hasta el vano de la puerta que dividía el comedor del 'office' sin jamás trascenderlo. Era la onceava hija cuya madre murió cuando ella nació. La crió su hermana mayor, en un altillo, bastante aislada del mundo exterior. Pintaba bastante bien. De ella heredé unas tizas Lefranc & Bourgeois en una caja de madera de dos pisos y tres calibres (finas, medianas y gruesas). Usadas, pero todavía bastante nuevas. Me pregunto si todavía las harán así. Bela tenía esa elegancia como japonesa. Cierto culto a la austeridad, cierto desapego de todo. Pero jamás la oí criticar a nadie. No parecía para nada una mujer apasionada, o al menos no lo demostraba. Me habría gustado heredar su serenidad o ecuanimidad (al menos la que yo percibí). Ella sin embargo transmitió esta noción del mundo de que es un lugar de hombres, hecho por y para los hombres, en el cual las mujeres estamos siempre en desventaja, y somos objeto de muchas injusticias. Un mandato bastante difícil de remar. Peor aún combinado con el gen paterno del ardor.


En qué vuelta del ADN, de una mujer tan leve, mansa, sumisa, devino una intensa de más, que patrulla al mundo en permanente estado de batalla? Eso sí, llena de intereses, jamás aburrida y una caja de sorpresas (casi siempre agradables).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi madre...medio que limo...pero viene de un adn limon interesante
Su madre estaba loca.Ella esta loca.Yo estoy re normal.
Cariños
A

Cosima dijo...

Me daría miedito tener un adn medio limón para arriba. Si a esto lo llevo tan mal... como llevaría el limon!

Un honor que me visites, Cariños A.

Anónimo dijo...

Bonjour, je suis revenu

Cosima dijo...

Qué bueno!!!

Ayer pasé por tus pagos y te dediqué un cariñoso pensamiento, Brasil