Anoche estaba en el desierto cerca del Mar Negro. Sabía que estábamos en el mar negro porque todos tenían los pies con alquitrán, y había mucha arena y ceniza, y la gente comía huesos con grasa como esos que llevan los camiones de los frigoríficos: cargados en la caja, al aire libre, sólo cubiertos por una soga.
Había llegado allí por ese camino que conozco y siempre tomo e inevitablmente me deja en algún lugar desconocido y hostil. Empieza siendo Córdoba, luego Toledo y luego algun lugar inexplicablemente familiar.
Después dormir amontonados.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
martes, 11 de marzo de 2008
The Sheltering Sky
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