"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)

sábado, 16 de enero de 2010

DarwinTown

Como me había propuesto, y en pleno ejercicio del que pienso será mi lema de este año 'lo mejor es enemigo de lo bueno', heme aquí depositando algunas palabras. Aún cuando mis neuronas estén más apaleadas que de costumbre, debido a la ociosidad, el alcohol, los trasnoches, y las pésimas compañías. Lo notable es que eso es lo que considero el contexto perfecto para desenchufar, descansar, y disfrutar. Leí un par de libros olvidables, pero finalmente encaré 'El Museo de la Inocencia' de Orhan Pamuk, que tantas alegrías me está dando. Y mi mente me jugó una pasada desagradable cuando dejé apartados en un pilón cosas que no debía olvidar ... y olvidé. entre ellas se encontraban el Ulyses (menos mal) y Sábado de Ian MacEwan (Lástima).

Pasé unos días en esta zona tan increíble en todos los sentidos como Punta del Este. La elijo porque me gustan sus playas, el mar, el clima estable lo cual en general significa menos viento que en la costa atlántica. Siempre amé el océano. Me gusta sentarme o caminar, y contemplar su inmensidad y mi pequeñez, valga la obviedad.

Sin que pudiera remediarlo, acabé casi en el área mas ardiente de la pelotudez sudamericana. Pero ello no quitó que hiciera mi silencioso y corrosivo estudio demográfico. Cada vez que voy me golpea el desarrollo urgente, descarado y demasiado ostentoso para mi gusto. Pero ya a los casi 5O ya sé que el mundo está lejos de ajustarse a lo que a mí me gustaría. No me resulta del todo imposible digerir que haya personas más aptas que otras y que por lo tanto puedan disfrutar de las consecuencias de su habilidad para prosperar - casi exclusivamente económicamente, claro está.

Pero en mi alma postcatólica, patricia renegada, artística, sociable y a gatas intelectual, me repugna cuando viene acompañada de la más descarnada condición lobuna de la humanidad. En la cámara Gessell que terminó siendo la casa donde vivimos un grupo de amigos y extraños, criados por Dior y juntados por las circunstancias, tuve ocasión de presenciar la peor versión de los seres humanos en convivencia. El programa realístico de TV palideció alevosamente en comparación con este miniexperimento del que tuve la ocasión de participar.

Con todo, encontré intuitivamente y por azar, la manera de de presenciar las muchas miserias de mis ¿amigos?. Si en algo contribuyó fue a que me sentí tan ... ¡NORMAL!

2 comentarios:

Tommy Barban dijo...

Contate alguna miserabilidad específica!

Cosima dijo...

Por ejemplo. "I" mujer de 40, atlética, rubiona, no linda, que es amiga de la infancia de "E" y la usa de 'chaperon' cuando le conviene, y sino la destrata horriblemente, tiene un amigo que se llama "M". Éste tiene 60 años, y muere de amor (bueh.. más bien calentura) por ella. Ella a la vez que le dice que no quiere nada con él, lo usa de mil y una formas, desde que le cambie una bombita hasta que le pague las cuentas y le preste su casa de veraneo. El se deshace por ella, lo cual no obsta para que 'I' salga con otros hombres EN SUS NARICES, provocando una reacción en cadena: Celos de 'M', irritación y desaprobación de 'E' y comenarios y votos de los 9 miembros de Gran Hno.

Otra, la segunda más irritante, que la misma I, que se auto adjudicó el manejo del fondo, pedía cada tanto una suma no menor de pesos la cual administró a indiscreción, y luego cuando se fué, se cargó todo lo que había comprado y dejó a los que se quedaban más días con menos de lo básico. Las cosas buenas se las llevo todas.
Seguiría, pero prefiero olvidar!