Habiendo llegado a la edad provecta, he tomado al toro por las astas y he encarado una revisión existencial y física.
Empecé por hacerme un chequeo médico general, fruto del cual intentaré dejar de fumar, mover más el orto, y sacarme las innumerables piedras alojadas en la vesícula. Sin embargo, las que tengo en las glándulas salivares, no logran interesar a nadie. En el proceso de pedir turno con un cirujano (puaj) me topé con un nombre que desencadenó una cascada de recuerdos que con tanto esfuerzo contengo en el fondo más recóndito de mi materia grisácea desde mis años adolescentes.
Al Dr. Brea lo oí nombrar durante por lo menos 3 años y 7 meses. El Dr. Brea era como una referencia monumental y mítica para María Casais. María Casais era una enfermera gallega que había trabajado con el Dr. Brea, si no recuerdo mal, en el Hospital Británico. María Casais era de Finisterre. Era la persona más austera, dura, aguantadora, sólida, entregada y abnegada que conocí en mi vida. Probablemente un poco más que mi propia madre, que no se quedaba corta en la cuenta de esa cualidades. Ahora, el hecho de haber traído estas cosas a la memoria da pie a que empiece a vomitar una cadena interminable de cosas tremendas, que a lo largo de todo este no tan corto blog, he evitado con éxito.
Pero este es el anuncio. Iré acometiendo esa serie nefasta, negra y dolorosa en dosis homeopáticas. Quizá llegó el momento de hacerlo.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
viernes, 17 de junio de 2011
Full Circle again
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2 comentarios:
Para eso sirven los blogs.
Sí. Por eso estoy aquí. Y me voy animando a aventar los monstruos.
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