Buenommm, acá estoy de vuelta, después de larga ausencia, igual que la calandria que azota el vendaval. Y traigo mil canciones como leñita seca, recuerdo de fogones que invitan a matear. Esa zamba no tiene nada que ver conmigo. No soy especialmente apreciadora del folclore, no me hace vibrar. Pero me nace como la sangre en la herida. Y es fruto de mi training en la secta. En esta nueva etapa de mi vida, digamos la segunda mitad, o el último tercio, o quizá un poco menos, me han estado pasando tantas cosas que estoy medio atónita, medio abombada, agobiada, atosigada. No se muy bien cómo redefinir mi vida, cómo mantener la calma, cómo pensar con claridad. Por todo lo expuesto, no me ha sido fácil escribir. Pero vamos de nuevo a intentar lo que salga. También resolví -mejor dicho se resolvió solo- el conflicto entre mi nueva Mac y el aborrecido proveedor de internet. No se gustan. No hay manera. No hay acuerdo. No hay entendimiento. Brilla el sol y está frío. Para mi peor es nada es un día perfecto. Como el mejor día del verano escocés. Para mí también es 'bracing', fresco y vigorizante. Eso le hace bien a mi estado de últimamente, cuando me siento bastante mal física y emocionalmente. Tengo náuseas, y vivo en estado de semipánico. La verdad la estoy pasando bastante mal. A tal punto que pienso seriamente en dar el paso que me he resistido durante tanto tiempo a dar. Arriesgarme. Que es una cosa que no me gusta. No me gusta el riesgo. No ese tipo de riesgo. Me gusta no se, otro tipo de riesgo. Me gusta la velocidad, me gusta la intriga, me gusta el espionaje, pero no me gusta apostar. Ni en chiste. No me gusta perder ni a la bolita, en resumen. Entonces resulta que he estado perdiendo cosas posibles por no querer arriesgar. Y las dos cosas que mas me importan en la vida son las dos que más he estado rehuyendo. Y entonces a veces siento que soy un alfeñique medio contrahecho, de tanto huir, y de no haber sido valiente, solo por miedo al fracaso. Entonces, ahora me pasa esto: tengo un trabajo nuevo que parecía ideal. Y olvido con frecuencia, por no decir habitualmente, que la realidad no es siempre ideal. Y entonces me pasa lo mismo que entre la Mac y fucking Fibertel. No hay entendimiento. Hay conflicto. No hay acuerdo. No hay producido. No hay satisfacción. Menudo kilombo. Si el viento me ayuda, o el azar me empuja, o en un momentánea distracción o impulso irracional (equivalente a que no resulte feliz mi actual trabajo) por ahí quemo las naves (o al menos las mando a la guardería) y me compro un BA246 y me paso una temporadita en Alba. Ganas no me faltan. Sólo me falta animarme. Si me animo.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
sábado, 16 de junio de 2012
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3 comentarios:
Me alegra leerla de nuevo.
No confiaría en el favor del viento, éste sólo ayuda al que sabe a dónde va, y elegir rumbo es siempre cuestión nuestra. Aunque muchas veces no lo percibamos así, no acabar de decidirnos a la espera de que "algo" nos empuje es también tomar una decisión, por la inmovilidad. El tiempo sólo hace su monótona tarea, avanzar y quitar opciones del menú.
Le deseo calma y valentía. Ojalá la calandria vuele confiada.
La inmovilidad es también una decisión, con tanto riesgo como la acción pero con un perder más pausado
¡Tu puedes! ¡Animo! ¡Hazlo!
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