—“Hola, hermosura”, la saludó el flaco.
—“Hola. Llegaste tarde, me hiciste esperar. Como siempre.”
—“Ay, Chuchú… ¡qué carácter! ¿Cómo estás?”, saludó sin más explicación, como siempre hacía.
—“Y, si te fijás te vas a dar cuenta. Estoy shockeada, alterada y preocupada. Mi jefe está prófugo. Me vengo a desayunar que lo acusan de negocios turbios”. dijo ella no sin cierta acidez.
—“Ah. ¿Y eso es bueno o es malo? “le preguntó él, tratando de minimizar.
—“La verdad no sé mucho. Me estoy desayunando de todo esto. No tenía ni la más remota idea de que esto hubiera sucedido. No me tomó del todo por sorpresa porque este negocio no me lo imaginé nunca limpio. Qué sorpresas que tiene la vida. Toda mi carrera trabajando en empresas serias, re serias, y, a esta altura, esto. No lo puedo creer.”
—“Pero bueno, no te preocupes, no es tu problema”, argumentó él, intentando sin vano suavizar.
—“Claro que es mi problema. Por supuesto que es mi problema. Para empezar me pueden llamar a declarar, me puede apuntar el fiscal, me pueden someter a un interrogatorio y para seguir, me podría quedar sin trabajo. Mi trabajo es todo para mi. No ves que es lo que me garantiza la independencia? Lo único que me importa es la libertad. Toda la vida trabajé para vivir así. Esto amenaza toda mi vida. Es terrible. Estoy trastornada. Muy trastornada. Al borde del pánico.”
—“¡Bueeeno, Chuchú…! ¡Pero no pasa nada! Qué va a pasar? Como mucho te tendrás que bajar un poco del caballo. Y tendrás que viajar menos o no viajar. Igual viajar es el consuelo de los mediocres”.
Ella se levantó poseída por una ira incontenible y le dijo sin más mientras se dirigía a la puerta y la abría, todo en un solo impulso.
—“¡Te vas!”, vociferó ella. “¡Te vas ya mismo!.¡¡ YA MISMO!!”
Y él se fue, sólo algo confundido, convencido de que pasaría mucho tiempo hasta que se le pasara el berrinche. Como siempre.
***
27 de octubre
—“¿Me invitás a comer a tu casa?” irrumpió él después de tiempo más o menos largo de proscripción. Aunque quizás, pensó ella, ni se había dado cuenta.
—“Ya comí” le contestó ella secamente, mal disimulando su fastidio acumulado.
—“Entonces invitame a dormir” redobló la apuesta él.
—“No, porque estoy tengo insomnio y estoy tratando de conciliar el sueño. Y vos no me dejas dormir”
—“No podés dormir porque no me querés invitar a dormir” Insistió él, quizás ignorando el hilo de la conversación.
—“No te quiero volver a ver, ni a oír, ni a leer. Nada. No te entiendo. No puedo establecer una conexión con vos. No entiendo lo que hablás y mucho menos lo que hacés. Te pido por favor que no me contactes más. Ya te lo dije mil veces. Queremos cosas distintas. Y sobre todo yo no estoy segura de qué es lo que vos querés de mi. Es más, me intuyo que es algo que a mí me revienta.”, y cortó. Pero alcanzó a escuchar.
—“¡¡Sos diosa, mi Chuchúuu!!”
***
14 de diciembre
—“Hola. Me salió un tumor en el páncreas. El jueves me hacen una resonancia. Luego punción u operación para saber si es bueno o malo. Estoy viviendo en el tigre con Carla Farra. Ayer fuimos a andar en kayak y nos bañamos en el río” Todo en la misma oración y sin respirar, le descargó él, sin ningún signo de apasionamiento.
—“¿¡Qué?!, se alarmó ella. Pero, a ver, vayamos por partes: ¿como te diste cuenta? ¿Desde cuándo lo tenés? ¿Quién es Carina?
—“Carla, aclaró él.”
—“Bueno, es igual”, desestimó ella.
—“Estoy viviendo en el Tigre con ella. Es sicóloga, trabaja con cosas de energía, piedras, y esas cosas esotéricas. Es la que conocí hace tres años, justo antes de conocerte a vos. Nos reencontramos. Estoy enamorado. Pensé que nunca más me iba a volver a pasar. Es lindo lo que me pasó. La historia es larga pero el milagro ocurrió. Espero no morir muy pronto. Si no te jode, quiero que un día vengas, te va a encantar. Ella y el lugar. Además me encantaría que me acompañaras. Quiero que estés cerca, si te bancás. Tengo paz, estoy feliz y vos sos hermosa….”
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