El teléfono me arrancó de mis sueños esta mañana. Era mi carísima amiga S., la que duerme con el enemigo en la capital del país del norte. Su llamado, que no pudimos desarrollar debido a mi estado narcoléptico natural profundo, interrumpió un sueño muy diferente a los que usualmente tengo:
Por lo visto vivía en una playa. Y tenía libros en un toldo. Y caminaba de ida y vuelta por la playa de una punta a la otra todo el día. Veía llegar a los surfers a la mañana temprano cuando llegaba a mi puesto y a la tarde cuando volvían del agua. Los surfers eran atléticos, fornidos, resistentes, imponentes... y veteranos. Maduritos. Por no decir bastante viejos para ser surfers.
Y yo caminaba por la playa leyando 'Creation' de Gore Vidal, de una punta a la otra, bajo una lluvia torrencial. Cuando no pude soportar más la lluvia, me metí en la carpa, que estaba cubierta con plásticos negros. Había unos intrusos; pero abajo de la mesa estaba hecho un bollito mi perro favorito.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
sábado, 22 de septiembre de 2007
Febo Asoma; Punto y Coma
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5 comentarios:
Cosima cuanta creatividad... me gusta lo de gore vidal... interesante
buen sabado
pallas
Todavía no le encuentro ni pies ni cabeza, salvo mi amor por el unico can de mi vida.
fijate cuál fue el sentimiento cuando entrabas en la carpa....
mxm
no nos olvidemos que los perros siempre aman incondicionalmente... los seres humanos solo en raras ocasiones
Bueno, ya que nos ponemos en esas, hasta me animaría a preguntar si el amor verdaderamente existe.
Cordelia
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