En mi casa de la infancia había un cuarto pequeño pintado color verde loro claro. Quedaba muy bien con la cómoda de tapa de mármol rojizo y el ropero antiguo con espejo, y el 'lit de repos'. En la pared de enfrente a la ventana (que estaba encima del 'lit de repos' había múltiples cuadros de ancestros con barbas, peinetas, y cosas antiguas. Todos tenían un aspecto bastante gracioso y era entrañable para nosotros los niños encontrar parecidos con ellos. También tenían nombres resonantes y familiares. Había sobre la cómoda unos frascos muy lindos, de cristal tallado con tapas interesantes. En uno había bencina para sacar manchas y en el otro a veces 'Carnaval de Venice', que se rumoreaba era algo así como un tesoro. También había ballenitas y monedas en ceniceros de cobre. No lejos había un botinero antiguo con estantes oblicuos de tablas donde reposaban coquetamente zapatos bien lustrados. Era el cuarto de vestir de mi padre.
Cuando nuestro padre llegaba de viaje (donde estaba a menudo), abría la puerta de esta vieja casa y con el ruido de las llaves se oía casi simultáneamente su silbido-código tradicional, tras el cual nos arrojabamos escaleras abajo para recibirlo con grandísima alegría. Se daba una ducha, tomaba su guitarra y un whisky y nos cantaba canciones del trío los panchos, boleros (aquellos ojos verdes) ó el famoso 'gusanito', que miles de años después en un curso sobre arte argentino contemporáneo en la Fundación Klemm, descubrí no era una invención de mi padre sino un acto pop de Jorge de la Vega. Fue un momento rarísimo, revelador, y que me provocó un fortísimo remezón.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
miércoles, 19 de septiembre de 2007
La Chambre Verte
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Qué lindo te salió éste post. Más padre y menos del socotroco ese que no te merece. En un pasillo de la casa de mis abuelos maternos había colgadas fotos como las tuyas y yo iy mis primos jugábamos a lo mismo que ustedes.
El socotroco, además, me saca cualquier inspiración.
Voy a focalizar en mis memorias de mi padre.
Publicar un comentario