"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)

jueves, 20 de septiembre de 2007

Los Niños de la Selva I

Volviendo, por consejo de TB a recuerdos entrañables, en el afan de desterrar de mi mente la ocupación forzoza, pero de inminente terminación, por parte del ex-objeto de mi afecto, procedo a hilvanar:

Como decía en el post previo, nuestro padre viajaba mucho - en rigor viajaba toda la semana y volvía los fines de semana, o un ritmo parecido. Durante la semana, nuestra generalísima madre nos tenía cortitos. Cuando llegaba nuestro padre, seguían al rito comentado en el post anterior, fiestas, visitas, paseos, y cosas siempre exhilarantes.

Otro pequeño hábito que practicaba nuestro padre, en vísperas de momentos aciagos (como los domingos antes de misa, a donde nuestra madre nos llevaba 'de rigueur', o antes de irnos de vacaciones, o simplemente por que sí), era llevarnos a tomar copetines al Caffé Tabac. El traslado era en su Torino blanco primero, y luego en el borgoña metalizado: toda una audacia para principios de los setenta.

(Parezco MM con este revisionismo)

En fin. Allí se pedía tragos que me encantaría recordar hoy en día cuáles eran (quizá coloraditos) y a nosostros cuatro unos tragos rojo intenso que se llamaban 'Primavera'. Venían con acompañamientos cuyo contenido no recuerdo y que básicamente palidecía ante el trago en vaso altísimo y angosto, con más de una pajita cada uno.

Era lindísimo sentarse en la vereda, al sol. Por alguna razón llamábamos bastante la atención. Seguro mi padre habría dicho (y perdón por la inmodestia) que es porque somos una familia de lindos, porque eramos todos mínimos, y apenas nos distinguíamos en tamaño. Quizá les llamaría la atención un señor joven con cuatro vástagos -- con notoria ausencia de madre, pero eso sí, todos muy planchaditos.

Creo que recuerdo este pequeño programa tan vivamente porque además de lo anteriormente señalado, tenía cierto sesgo de picardía y peligro, ya que siempre íbamos SIN nuestra madre, que era la gran arruinadora de buenos momentos.

2 comentarios:

Tommy Barban dijo...

Icecream soda de frutilla con granadina en Tabac era lo más.

Cosima dijo...

Siiii! Creo que era eso!