Uno de los recuerdos más nítidos de mi infancia se transformó, un poco incomprensiblemente, en uno de mis favoritos.
En esas estadías en la selva misionera, cuando yo no tenía más de 8 años, una vez tocó Navidad. Con mi madre y mi adorada hermana menor partimos al pueblo 'El Dorado' en busca de regalos y algunos otros enseres. No había mucho de nada allí. Volvimos con un pequeño botín que consistía de un regalo para mi hermanita, otro para la hija de Margarita la cocinera del campamento donde vivíamos. El plato fuerte de Margarita era una pizza gruesa y humeda, que detestábamos. Ademas hoy a la distancia creo que la masa debe de haber sido en realidad de mandioca. Mi madre compró una muñeca para mí, bastante pasable, y como no había mucho más en el almacen de la selva profunda, eligió para la hija de la cocinera dos bombachas de nylon una color verde cotorra y amarillo canario. En aquel entonces, yo usaba solamente bombachas de algodón blanco, y toda otra cosa era simplemente imposible. Llegó el día de Navidad y mi madre tuvo un ataque de culpa, y me ofreció que yo cediera mi muñeca para regalársela a la hija de Margarita, quien probablemente nunca habría tenido una y que yo me quedara con la colorida y sintética ropa interior. De esta manera tendría una coronita en el cielo, fue el argumento vendedor de mi madre. Obviamente con mi poca capacidad de juicio a esa altura de la vida, accedí. Aunque interiormente quedó suspendida la pregunta de "... y yo...?"
Creo que este fue uno de los puntos de inflexión que dirigieron mi vida hacia lugares a donde me habría gustado no haber llegado. Hoy, varias décadas después, me encuentro repitiendo automáticamente este patrón, sin un segundo de pausa para reflexionar un poco más sobre su sentido u objeto.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
domingo, 23 de septiembre de 2007
Los Niños de la Selva III
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4 comentarios:
no hay una madre en el mundo que no haga una pelotudez como ésa alguna vez...
bueh, al menos tenés la coronita.... jeje
mxm
el problema no es la coronita. Es el mientrastanto. Tanto,tanto.
Un placer leerla, siga con la catarsis revisionista que sana.
Gracias Itsy!
Muy de acuerdo.
Mxm, En el fondo se entiende que la intención (la letra con sangre entra) era buena. Pero más quizá me habría gustado que directamente hubiera elegido desde el vamos invertir los regalos, y no dar y quitar. :S
Anyway, es más por el folclore que por otra cosa.
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