Cuando era (más) joven subestimaba el efecto de la educación, de la formación, y de la genética, sintiendo que era capaz de superar todas esas con la autodeterminación, la experiencia, el tomar las riendas de la propia vida y dirigirse a donde a una se le cantara la realísima gana.
Ahora que me aproximo a una edad (más) vetusta, recuerdo cómo mi madre disculpaba a mi abuela o a otra gente mayor, aludiendo al tipo de educación que había tenido, etc., y no puedo más que aceptar (¡cómo me cuesta articular ese verbo!) que uno no es totalmente artífice del propio destino... ¿como decía San Martín? y cuya idea adopte durante un largo tiempo.
Supongo que a esta altura del camino, en vez de pensar que es una encrucijada, lo más sabio e interesante es explorar el camino del medio. Ni tanto ni tan poco. Ni privación ni exceso, ni blanco ni negro, ni victorias ni derrotas, intensidad o ligereza ya que ojalá la vida y la existencia fueran tan fácilmente dominables y entendibles.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
viernes, 7 de marzo de 2008
Ecce Adsum!
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Buda señalaba el camino del medio, la vía...
El Zen profundizando en ello , dice que cuando desaparecen los opuestos , todo es el camino del medio...
cariños Cosi
Publicar un comentario