"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)

martes, 28 de octubre de 2008

Aprendiendo a Bailar II

Esta es otra de las piezas que surcaban los veranos estivales en la vieja estancia con olor a rosas donde aprendí a fumar, bailar, y todas las cosas chanchas a una tierna edad.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Cósima, muy bueno. Me encantó. Puedo imaginarme bastante lo que querés evocar.

Cuando puedas, tengas tiempo y quieras, contanos algunos recuerdos de tu abuela, la amante de las rosas. ¿Cómo era? ¿Qué tenía en común con sus hermanos, y qué no? ¿qué recuerdos tenía de ellos y de su vida de chica? ¿cómo murió? En fin, lo que puedas y quieras, en tanto te resulte gozoso.

Ideas Rotundas de Perelandra (tanto más si hay whisky y faso)