Me levanté después de una noche más o menos tranquila, al menos en comparación con las últimas noches. Los sueños casi pesadillas me molestan. Anoche había dos vívoras en mi casa y casi me levanto a cazarlas. No sé cómo no acumulé valor para levantarla para salir a cazarlas, una era larga y flaca pero a medida que pasaba el tiempo iba creciendo. Otra era más chiquita pero más gruesa. Por suerte no llegaron a mi cama. Seguramente los datos de la realidad no me convencieron de levantarme, o estaba demasiado cansada para sentir la ira asesina que me suscitan las alimañas en mi casa. He cazado ratas. Sé que puedo matar. Tenía frío pero aún así me rehusaba a despertarme. Al fin me venció la vigilia, abrí las ventanas y me golpeó un aire cálido y húmedo. Pero olía a tilos.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
viernes, 11 de diciembre de 2015
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