No sé si por decisión personal o fruto de algunos acontecimientos, vengo cobrando conciencia de que estoy pasando por un momento verdaderamente crucial. No sé qué fue primero, si la decisión de cambiar de vida, o la vida decidió que yo cambie.
Todo empezó cuando mi madre mencionó, quitándole importancia, que tenía un 'coso' y que se tenía que hacer análisis, que el doctor le decía que nos tenía que llevar a una consulta. Todo esto terminó con su muerte, fruto de la ineptitud de los médicos y su encarnizamiento inmoral y nefasto. Fue sacar chapa de persona adulta. Provocó un efecto dominó que me arrojó a esta nueva orilla cuyo paisaje escruto con una incredulidad que no se me pasa.
Me pasan muchas más cosas de las que puedo contar, analizar, interpretar y o capitalizar. La ansiedad y a veces angustia que me provoca esto me dan ganas de irme a la mierda, patear todo, patear la moto, el tablero, rajarme, desaparecer, irme a vivir a una isla desierta, irme a vivir al desierto mismo, y todos esos clichés que cobran relieve bajo la nueva luz de esta etapa.
Una familia amiga de mi mas tierna infancia y con quienes hemos renovado la cercanía de nuestro vínculo de amistad, hace más o menos el mismo tiempo, me invita a festejar toda serie de aniversarios vitales: cincuentenarios, de casamientos, casamiento de los vástagos. Etc. También ha asomado el primer nieto de los amigos de mi misma clase.
El espectro de los sentimientos que estas cosas me generan va desde la tierna gratitud de poder contar mis amigos de muchas décadas, hasta imaginarme cómo se sentirán teniendo hijos, nietos, yernos, nueras, sobrinos postizos, etc. Hay una parte que me espanta. El no haber tenido hijos y haber tomado conciencia de que tampoco los voy a tener aún cuando los quisiera, me da miedo de empezar a lamentarlo, aunque verdaderamente no me gusten demasiado las criaturas, sobre todo después de un rato.
Me planteo si habré tomado las decisiones correctas. Sé que tomé muchas decisiones incorrectas. Otras decisiones no me animo a tomarlas. Soy una cobarde aún cuando pienso que ganaría mucho haciendo esas cosas que tanto miedo me dan.
Estoy ensayando una nueva forma de vivir. Vivir en colores en vez de en blanco y negro. No ser tan radical y extremista en mi manera de pensar. Ser menos dura conmigo misma. Intento fluir. Intento que vivir en cierta incertidumbre no me resulte insoportable. Quiero entender que, como dijo mi compañero de ida al polo, me puedo 'quedar sin caballo' en plena final del partido. Quiero entender mis limitaciones y no creer que tengo un pingo cuando en realidad, quizás sólo sea un matungo.
1 comentario:
Seguramente ensayar formas de vivir es la mejor forma de vivir!!! Felicitaciones!!
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