Anoche soñé que Picasso me besaba. Bueno, me besaba para empezar. Venía caminando hacia mi con su remera rayada azul y blanca, los pantalones arremangados, en patas, con los brazos extendidos. Y como no seguí escribiendo, me olvidé del resto.
"¿Cree usted que si lo pudiera decir con unas cuantas palabras, me tomaría el enorme y brutal trabajo de bailarlo?" (Isadora Duncan)
sábado, 29 de marzo de 2014
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